Como el Fenix -escultura-

El nombre de la escultura, “El Fénix”, surgió de un concurso entre los residentes de la ciudad de Hemel Hempstead que está ubicada al norte de Londres donde se encuentra la misma. Esta conmemora y al mismo tiempo celebra el relanzamiento de la expansión del parque industrial, que fuera seriamente dañado por una desbastadora explosión en el 2005, generado en un depósito de combustible que contenía el 5% de las reservas del país.
El esfuerzo para aplacar las llamas demandó 5 días consecutivos, 56 millones de litros de agua y 50 heridos; la explosión ocurrió a las 5:58 de un día domingo por lo que no hubo que lamentar víctimas fatales. El humo generado sobrevoló Londres y se disipó sobre la ciudad de Paris. Centenares de puestos de trabajo fueron perdidos por la relocalización de las empresas luego de la explosión.


En el 2006, la empresa municipal a cargo del parque industrial realiza una consulta entre sus miembros acordando financiar una escultura que sea la primera evidencia física del nuevo plan maestro de reconstrucción, orientado a facilitar la radicación de nuevas empresas con perfil en innovación de procesos y productos. La especificación del diseño demandaba al diseñador, que la pieza representara, novedad, sorpresa, innovación, frescura, sustentabilidad, y además en lo posible..., incorporara ‘el logo de la empresa municipal...’.Esto último creo ciertos dilemas en el proceso de diseño, al momento de sopesar que limites establecer a la injerencia simbólica del logo de la empresa municipal, en una pieza eminentemente pública, que se construiría en el principal acceso de la ciudad. O si la pieza resaltaba la interpretación artística de esos conceptos sobrepasando a la demanda de la inclusión de la ‘marca’ logrando así una neutralidad y síntesis, que permitiera otras interpretaciones y por lo tanto creando arte público a partir de facilitar mediante la forma elegida la libre interpretación sobre su significado.


La idea que sintetizaba ese conjunto de conceptos, o que ofrecía mejores posibilidades de diseño era el agua. Mas precisamente el estereotipo de una gota de agua curvada por la fuerza del viento. Este es el elemento básico de la composición. Millones de gotas cayendo para apagar una llamarada que superó los 50 metros de altura. Gotas dobladas por el viento, una energía que hace sucumbir otra, y que permite a la vez, regenerar y reconstruir nuevamente la vida. Esta idea es la que intenta ser capturada en la forma final de las piezas. Las tres esculturas de 10, 8 y 6 metros de alto, representan la suma de esfuerzo para doblegar las llamas. Al trabajar con láminas de acero, los vacios generados en las gotas entrelazadas representan lo que está por venir, una invitación al futuro.




Desde el costado técnico, la primera tarea que demando más 6 meses de trabajo, consistió en seleccionar y organizar un equipo de empresas de la ciudad que aceptaran el desafío de llevar adelante este proyecto inusual. Desde el diseño estructural, donde participaron 15 profesionales con distintas especializaciones. Las fundaciones que encuentran terreno firme a 12 metros de profundidad donde 12 pilotes metálicos fueron ‘atornillados’, en 3 días de trabajo. Pasando por la especificación de la soldadura –superior a la requerida para un submarino nuclear- que requería pre calentar las piezas a unir entre 600 y 700ºC, para evitar la formación de burbujas de aire en el interior del acero, que sería detectada por la inspección de ultrasonido aplicado aleatoriamente al universo de 138 soldaduras en las tres piezas que pesan 40 toneladas, entre otras anécdotas tecnológicas que serian en exceso mencionar aqui.




Trabajando en la fabricación de la escultura, con tolerancia próxima a cero, debido a que el centro de gravedad de la pieza se ubica en un punto externo a ella, pero a su vez debía estar alineada al centro de gravedad de las fundaciones. Pasando por el rediseño de la curva de las elipses para lograr tener una superficie mínima donde asentar las células fotovoltaicas flexibles, que generan entre el 30 al 40% de la energía de las LED ubicada en el interior de la escultura. La utilización de "papercrete", novel material hecho de papel reciclado, coronado la cabeza de los pilotes y donde se instalaron las 48 terminales de las fibras ópticas que proveen las luces ascendentes. Este último material enlaza con la histórica producción papelera de la región, donde la primera máquina industrial de papel se desarrolló e instaló en el siglo XVII.





Las esculturas fueron inauguradas en diciembre pasado, pero su finalización se verá recién en la primavera boreal del 2009, cuando se puedan realizar los trabajos de perfilado y parquizado de la rotonda donde se encuentran. Siendo el principal acceso de la ciudad, al cual acomete una derivadora de la autopista 1. Las reglamentaciones de seguridad vial influenciaron en el diseño y ubicación final, dado que la rotonda articula dos arterias de velocidad de tránsito decreciente y creciente. Por lo tanto, el mayor tiempo de apreciación de 50 segundos, se logra ingresando desde la autopista antes de acometer a la rotonda y 10 segundos, mientras se transita en ella a velocidades legales, por lo tanto, para apreciar en detalle se requiere facilitar la presencia de peatones, de genuinos visitantes que disfruten del arte público.




En esta ‘new town’ finalizada oficialmente en 1965, son escasos los atractivos de arte urbanos -a pesar de contar con una pieza de Henry Moore-. “El Fénix” se está constituyendo en un punto atracción popular, alimentando la idea de un circuito que incluya las otras 10 rotondas que sirven de nodo organizativo de la ciudad que están vacías y esperan.

Ficha técnica
Diseñador de la escultura: Arq. José Zavala por ECONOVATE.
Gerencia del proyecto: Arq. Margarita Pelli por ECONOVATE.
Diseño Estructural: Sr, Robert McAlpine.
Diseño y construcción de fundaciones: Aspin Fundation
Cliente: Maylands organization


Fotografias producidas para este artículo por el autor.

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