CATEDRALES



Una intentando mirar al cielo buscando la magnamidad sublime del salvador. 


Otra creando la carcaza para que la magnamidad de los consumidores salven a los vendedores de derroches...


Ambas prometen calmar las ansiedades individuales que como nunca se sabe si se calman, todos regresan una y otra vez, para ver si, finalmente ocurre el milagro, pero como no ocurre, se multiplican las inseguridades y por lo tanto se siguen construyendo Catedrales para seguir absorbiendo el flujo incesante de nuevos creyentes.


Las Catedrales... son espacios para insaciables.




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